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Labraza Optima (página 2)




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El elevado desarrollo alcanzado en el ámbito
mundial de la mecanización agrícola ha permitido el
surgimiento de nuevas
tecnologías de labranza. En lo que respecta a Cuba,
aplicar tecnologías adecuadas y económicas, que
garanticen el buen desarrollo del cultivo de la caña de
azúcar y elevados rendimientos son de suma importancia;
constituyendo tarea vital para la recuperación del sector
en particular y de la economía en general.
(Resolución Económica V Congreso del PCC,
1997)

Gran parte de los suelos cubanos destinados a este
cultivo tienen como características: alto contenido de arcilla
y drenaje deficiente, haciéndolos difíciles para su
trabajo, favoreciendo al encharcamiento y a la erosión
(Martín, 1987); factores que pueden ser reducidos si se
aplican eficazmente las operaciones de
laboreo.

Según Fouconnier (1980) y Leyva; et al (1997) el
laboreo es un factor importante por su marcada influencia en la
siembra, en el rendimiento de la cosecha, volumen anual,
costo de
producción, incidencia en la conservación del
medio, consumo
energético; así como, por su dependencia de las
condiciones edafoclimáticas.

En la actualidad, a pesar de los numerosos avances en
materia de laboreo, aún prevalece la tecnología
tradicional. Durante años muchos investigadores han
planteado disímiles criterios en favor a la
sustitución de esta tecnología por prácticas
de laboreo que conduzcan a una mejor conservación del
suelo. A continuación se exponen una serie de desventajas
de esta tecnología: (Pellizi, Guidobono y Lazzari, 1990;
Bertolli y Brunello, 1991; Cera y Sartori, 1991; Hunt, 1991;
Kolmans, 1996; Quesada, 1996; Leyva; et al 1997; Navarro, 1997;
Almézquita, 1998; Bonilla y Murillo, 1998; Crovetto, 1998;
González, 1998; Torres y Villegas, 1998;
INICA-MINAZ-IIMA-CNACA, citado por Rodríguez y Rizo, 1999;
Rodríguez y Rizo, 1999)

  1. Aumento considerable de los costos debido
    a:
  • tiempo de duración.
  • elevado consumo energético, aproximadamente
    el 75 % del necesario para realizar la siembra de la
    semilla.
  • gastos elevados de salario,
    debido al empleo de
    fuerza de
    trabajo considerable.
  1. Daños ecológicos que pueden llegar a
    ser irreparables, ya que la labranza y quema del suelo,
    producen una marcada influencia en el empobrecimiento de las
    propiedades biológicas, físicas y
    químicas.
  2. Presenta un número elevado de labores, con
    baja productividad
    de los agregados.
  3. Alto costo de los implementos de discos.
  4. No se logra la calidad
    necesaria en suelos profundos.
  5. Se afecta la actividad microbiana.
  6. Que el fenómeno de la erosión sea mucho
    más intenso, producto a
    la cantidad de pases necesarios para dejar lista la zona de
    germinación de la semilla.
  7. Pérdida creciente de la materia
    orgánica.
  8. Formación de costras
    superficiales.
  9. Encharcamiento y disminución de los
    rendimientos agrícolas.
  10. Alta proliferación de plantas indeseables,
    principalmente de especies rizomáticas, que eleva los
    costos de las operaciones de cultivo.
  11. Deficiencia en la conservación de la capa
    arable.
  12. No contribuye a evitar el efecto
    invernadero, al no preservar la materia orgánica en
    el suelo.
  13. Al provocar la destrucción de los agregados de
    suelo ha contribuido con la formación del piso de
    aradura, lo que crea limitaciones para el desarrollo de las
    raíces, en la absorción de nutrientes y
    pérdidas en la capacidad de campo

Por otra parte, el elevado consumo de combustible de
origen fósil durante las actividades tanto de laboreo como
de cultivo, cosecha, transporte,
etc., provoca severas afectaciones al medio, contribuyendo al
sobrecalentamiento y a los cambios climáticos debido a la
expulsión a la atmósfera de una gran
cantidad de gases
tóxicos.

Todas estas dificultades han sido profundamente
estudiadas en todo el Mundo. Se puede plantear que existe un
consenso universal de estos problemas, por
lo que investigadores y especialistas de diferentes campos, se
han dedicado a la experimentación de tecnologías,
máquinas y productos que
permitan conservar y mejorar el suelo.

Países como Australia, EE. UU, Inglaterra,
Alemania,
Japón,
Canadá, Italia, España,
Colombia,
Chile,
Brasil, Cuba,
Venezuela,
Etiopía, etc., son ejemplos de estas actividades
científicas.

Tomando como referencia los trabajos desarrollados en
Cuba, así como en los demás países se puede
plantear que la tecnología que proporciona ventajas en
comparación con la tecnología tradicional es la
aplicación de la "Labranza Óptima", definida,
según Cera y Sarteri (1991) y Hunt (1991) como la cantidad
de labores que maximizan las ganancias o la reducción al
mínimo de las mismas, dando como resultado una consistente
ventaja en el orden económico.

Con la utilización de esta tecnología en
la preparación se logra: (Martín, 1987;
Pérez, 1987; Pellizi, Guidobono y Lazzari, 1990; Hunt,
1991; Pearson, Mann y Zianhua, 1991; Urbano, 1992;
González, 1998; Ortiz-Cañavate, 1993; Pellizi,
1996; Failla y Schillaci, 1997; Lamo y M. Jiménez, 1997;
Bonilla y Murillo, 1998; Torre y Vitlegas, 1998; Autrey,
1999):

  1. Un trabajo mínimo sobre el suelo y una menor
    cantidad de viajes sobre
    el campo, dando como resultado ahorros sustanciales en los
    costos variables,
    en comparación con las operaciones convencionales (entre
    un 40 y 50 %).
  2. Reducir significativamente los procesos degradativos
    del medio (compactación, erosión, pérdida
    de la materia orgánica, emisión de gases
    tóxicos, etc.), contribuyendo al desarrollo de
    tecnologías eco-compatibles.
  3. Disminuir el consumo energético (hasta un 80 %
    en comparación con los métodos
    convencionales).
  4. Un número mínimo de operaciones
    distintas lográndose conservar en gran medida la humedad
    de la zona de germinación de la semilla, siendo
    aprovechada por el cultivo en crecimiento.
  5. Aplicar tecnologías con fundamentos
    ecológicos, lográndose una adecuada
    utilización de las máquinas según las
    características del cultivo y el suelo en
    cuestión.
  6. Mejorar las propiedades físicas como la
    estructura,
    capacidad de retención del agua,
    densidad
    aparente, etc.
  7. Conservar la calidad y espesor de la capa arable, y
    mejorar la profundidad de siembra, aumentando a su vez los
    rendimientos.
  8. Reducir la necesidad de salarios,
    maquinaria y tiempo.
  9. Mejorar el comportamiento de los microorganismos, debido a
    la conservación de la materia
    orgánica.
  10. Reducción de las pérdidas de suelo de
    25 a 30 %, en comparación con la labranza
    tradicional.

Actualmente, en Cuba se desarrollan tecnologías
de laboreo cuyos resultados coinciden con criterios anteriormente
planteados. Para ello se han llevado a cabo, según (INICA,
1997), diferentes combinaciones que permiten reducir los costos y
los materiales de
explotación en más del 50 %, en los cuales se
encuentran:

  • Combinaciones mecánicas.
  • Químicas.
  • Ambas.

Una alternativa es la disminución de los plazos y
labores con la utilización de los implementos usados en la
labranza tradicional. También, el desarrollo de nuevos
aperos ha ido en avance.

En este sentido, el más representativo en Cuba es
el Multiarado, que en suelos de textura ligera a mediana ha dado
resultados satisfactorios en comparación con las
operaciones tradicionales. (Escudero y Manzano, 1998)

También se encuentra el C-101, máquina
capaz de reducir los costos hasta un 75 %, y de labrar la zona
donde se encuentra el 80 % del sistema radical
del plantón. (Santana, 1998; Leyva, 1999). Sus mejores
resultados han sido en suelos de textura ligera a mediana; siendo
su uso un tanto restringido en suelos pesados, necesitando en
algunos casos labores complementarias para alcanzar un lecho de
siembra adecuado.

Una de las tecnologías que realiza un buen
trabajo y desarrolla un adecuado ambiente para
el crecimiento del cultivo es la "Labranza Rotativa" (Cera y
Sartori, 1991; Hunt, 1991; Ortíz- Cañavate, 1993),
definida como el mullido intenso del terreno en una sola pasada
por medio de cuchillas dotadas de un movimiento de
revolución
(laboreo con fresadoras agrícolas).

Según González (1985) estas
máquinas se utilizaron en tres formas
fundamentales:

  1. Pase de fresadoras a la profundidad de 25 cm dejando
    toda la capa mullida en condiciones de comenzar la
    plantación;
  2. Destrucción parcial del área,
    destruyendo la capa profunda o superficialmente solamente en el
    narigón, dejando el resto para desmenuzar con el uso del
    subsolador en las labores de cultivo.
  3. Destrucción de las cepas con la fresadora
    agrícola y luego un pase de subsolador a toda el
    área.

Dentro de las tendencias actuales se encuentra la
construcción de máquinas que
combinen distintos tipos de órganos de labranza en un
mismo bastidor; en las cuales se utilicen órganos
rotatorios, conjuntamente con subsoladores, escarificadores,
surcadores o abridores de surcos, sembradoras, etc.

En EE.UU., Australia y Colombia se han desarrollado
tecnologías para la preparación de campos
cañeros basadas en el uso del subsolado como elemento
esencial para disminuir la compactación, mejorar las
propiedades físicas y la infiltración del agua,
entre otras.

En Cuba, por ejemplo se encuentran el C-101, y el C-102.
Este último, presenta una fresadora agrícola que
posibilita, con la destrucción completa de las cepas de la
caña, mejorar los resultados obtenidos con el
C-101.

Otra máquina, la Multilabradora UDG-3.2,
desarrollada en el Departamento de Mecanización
Agropecuaria de la Universidad de
Granma, es capaz de realizar en una sola pasada la
preparación de dos hileras, dejándola lista para la
plantación; permite a su vez, obtener mejoras en la
conservación de los suelos pesados dedicados al cultivo de
la caña. En términos económicos,
según Leyva, et al (1997), la provincia Granma puede
ahorrar 900 600 pesos y alrededor de 88 300 L de combustible en
cada campaña; y el país, alrededor de 3 000 000
pesos y 1 800 t de combustible.

CONCLUSIONES:

Todos los aspectos relacionados anteriormente demuestran
que la labranza tradicional es una tecnología obsoleta y
su uso tendrá que ir disminuyendo en la medida en que se
desarrollen nuevos sistemas de labranza, ya que impide el
control de uno
de los principales problemas
ambientales existentes en Cuba, según la Estrategia
Ambiental Nacional (CITMA, 1997), la "Degradación de los
suelos"; que afecta a más de 1 200× 106 ha en todo
el mundo.(FAO, citado por Lamo y M. Jiménez,
1997)

Para obtener altos rendimientos agrícolas, bajos
costos durante el laboreo, así como la reducción de
los factores que influyen en la degradación de los suelos
se hace necesario la práctica de la "Labranza
Óptima", dirigida a seleccionar aquellas labores que
realmente satisfagan al desarrollo del cultivo y a la
conservación del medio.

El uso de la combinación de órganos de
labranza unidos en un mismo bastidor para el laboreo de los
suelos cañeros pesados constituye una de las vías
fundamentales para alcanzar buenos resultados, ya que, al
realizar una selección bien fundamentada de los distintos
implementos se logrará un trabajo mínimo sobre la
estructura de estos suelos, siendo racional también la
interacción órgano-suelo. Así, se contribuye
al saneamiento de los mismos y con ello, a desarrollar una
agricultura
cañera sostenible.

Vale plantear también la importancia del estudio,
no solo de las combinaciones mecánicas y químicas o
ambas, sino también orgánicas o biológicas
que permitan durante el uso de los órganos de labranza,
incorporar gran parte de la materia orgánica que se
elimina durante el proceso de
labranza si, se conoce que profundizando la aradura de 20 a 30 cm
se pierde, según Covalli (1991), el 33 % de la materia
orgánica contenida en la superficie del suelo.

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